Memorias de un esquizofrenico

En una pequeña aldea de las tierras del norte, nació un chico rubio de ojos azules, un pequeño niño tranquilo, tranquilo y hambriento.
Dicho chico, ya sus cinco años de edad comenzó a trabajar por una mísera, una miseria que se la ofrecía a su padre, un sucio alcohólico que propinaba palizas a el y a su madre. Trabajando de sol a sol y recibiendo palizas continuamente, el chico deseaba con toda su alma que terminase ese torment; deseba la muerte, pero no era tan cobarde como para suicidarse, entonces... llego ese día.
El día en el que un hombre de abundante bigote y piel oscura, irrumpio en su casa, el pequeño observo como su padre y el señor del bigote se daban un buen apretón de manos, he intercambiaban un saco con lo que parecían moneas.
Rápidamente y sin vacilar el padre del pequeño fue directamente a por el, abriendo la puerta de golpe y lanzándolo contra el suelo haciendo que el pequeño se lastimase un brazo. Sin dar ninguna explicación agarro al miserable niño y lo lanzo contra el señor del abundante bigote.
Fue entonces cuando, el joven Ancel se dio cuenta de que ocurría, su padre, ese ser monstruoso le había vendido a un comprador de esclavos.
Por la mente del joven Ancel pasaron miles de pensamientos, vio que su vida iba de mal en peor y que solo encontraría la paz con la muerte.
Con lagrimas en los ojos y la visión de un futuro mas negro que el oscuro cielo que se mecía altivo en lo mas alto, camino hacia un carro con la mano situada en el hombro, sitio en el cual, se había hecho daño al caer.

-¡¿Ya te has hecho daño y aun no has empezado a trabajar?! Dijo el hombre del bigote con una voz tosca.
El joven Ancel, mudo por el miedo, agacho la cabeza
-¡CUANDO TE HABLE CONTESTA ESCORIA!- le dijo aquel viejo mientras le propinaba un fuerte puñetazo en el estomago, haciendo que el desnutrido Ancel cayese inconsciente en el suelo.

Paso el tiempo cuando, el joven Ancel cumplió los doce años, ya habían pasado siete largos años desde que su padre le vendió ha aquel traficante, en estos 7 años Ancel había recibido brutales palizas, había sido encerrado durante días en un cuarto completamente oscuro sin agua ni comida.
Un día, mientras Ancel se encontraba tiritando de frío en el suelo de su habitación oscura, la puerta se abrió de golpe, y en ella entro el viejo del bigote, el pequeño Ancel se levanto y se puso contra la pared, el viejo caminaba hacia el dando tumbos, parecia borracho, Ancel temía por su vida y las lagrimas se les saltaron, deseaba morir en aquel mismo instante.
El viejo alzo su brazo y con un látigo acabado en dos pequeños ganchos, le golpeo en la cara, haciéndole una herida casi mortal desde la nariz, hasta el cuello.
Sin ni siquiera gritar, el joven Ancel cayó al suelo inconsciente.
Esa seria la cicatriz que marcaría su vida eternamente.

Día 12 de Diciembre. Ancel junto a su amo, algunos más esclavos y un par de mercenarios que le seguían, habían llegado a un extraño lugar que se encontraba al otro lado del mar, un lugar con casas muy pequeñas muy parecidas, con personas de rasgos faciales extraños. Pero entonces una idea se le vino a la mente, una idea que cambiaria su vida.

Estoy en tierras desconocidas
Si quiero huir... esta es mi oportunidad

Pensó el joven Ancel, pero el solo hecho de pensar esa idea, ya hacia que su corazón bombease a una velocidad excesiva, si su amo lo encontraba, su vida habría tenido fin completamente.
Una noche de luna creciente, después de miles de planes y estrategias, Ancel consiguió escapar y empezó a correr y correr, corrió hasta que sus fuerzas le fallaron y cayó al suelo rendido, se metió en un callejón para pasar la noche, al día siguiente buscaría alimento y trataría de encontrar algo de paja, o cualquier cosa para resguardarse del frío.
Paso una semana oculto, por miedo a que su señor aun estuviese por aquí buscándole, el simple hecho de imaginarse que pasaría si su amo le encontrase, le hacia al pequeño Ancel morirse de miedo.
Fue entonces cuando, llego aquella noche, la noche en la cual la vida del desgraciado Ancel cambiaria completamente, la noche en la que por primera vez su vida comenzó a cobrar un poco de sentido. Mientras dormía placidamente en su choza creada por el mismo, un grito desgarrador le despertó de su sueño. Un grito que sonó muy cerca. Ancel, desconcertado salio corriendo al escuchar de nuevo el grito de lo que parecía, una chica.
Corrió hacia las afueras del callejón y allí le vio, su peor pesadilla, su antiguo amo, el corazón se le paro un instante, pero volvió a funcionar cuando escucho mugir y vio que su amo tiraba de una pequeña chica de la edad de Ancel, quizás tuviese uno o dos años menos. Sin poder remediarlo, sin poderlo evitar, Ancel comenzó a recordar todo lo que le había ocurrido; todos esos maltratos, todas las palizas; su terrible cicatriz en la cara. De inmediato, algo exploto en su interior, algo que le lleno de energía, algo que le hizo fuerte, valiente y decisivo en esos momentos.
Corrió rápidamente hacia el viejo y jadeante grito:

-¡SUELTALA AHORA MISMO MALDITO ENGENDRO!-

Entonces, su amo sonrió maliciosamente mientras se giraba lentamente sin soltar a la cría
-vaya... vaya... vaya... pero mira quien tenemos aquí... si es el pequeño e inútil Ancel...-

Ancel, mientras miraba constantemente a la chica y a su antiguo amo, notaba una punzada que mataba a su pecho poco a poco y le dejaba sin respiración a la vez que pequeñas lagrimas se asomaban por sus ojos.
-Suéltala y vete de aquí si no quieres que te mate viejo desgraciado- Dijo Ancel mientras se agachaba a coger un cristal roto.
El viejo lanzo a la chica bruscamente contra el suelo mientras se reía de Ancel
-Voy a matarte niño, como osaste huir de mi, de tu amo, de tu señor, eres un necio, vas a ver lo caro que te va a costar el precio de tu libertad- Dijo el viejo mientras se acercaba a Ancel para pegarle

-¡CAYATE YA JODER!- Mugió Ancel y sin pensárselo dos veces, salio corriendo a gran velocidad hacia su enemigo.
Justo en el momento en el que el viejo se ponía en guardia, Ancel lanzo el trozo de cristal hacia arriba, con suerte conseguiría distraerte y asi fue, consiguio apartar la vista del viejo, fue entonces, cuando Ancel aprovecho para saltar y propinarle un puñetazo en la cara con todas sus fuerzas haciendo el viejo perder uno de los pocos dientes que ya le quedaban, El viejo se tabaleo hacia atrás y de fondo, se escucharon las voces de dos jóvenes que gritaron.

-EH! EL JEFE ESTA EN PROBLEMAS VAMOS!-

Ancel se acerco rápidamente y levanto a la chica
-¡VENGA VETE AHORA, CORRE, CORRE!

Y sin decir mas corrió hacia sus dos nuevos enemigos, pero, la gloria de Ancel había terminado, en menos que canta un gallo esos dos bestias le habían propinado una brutal paliza haciendo que Ancel entrase en un coma de largos días.


Ancel abrió los ojos lentamente, no sabia donde estaba, recordaba fugazmente lo que ocurrió aquella noche, solo recordaba a esa chica...
-¿Habría huido? ¿Estaría ahora escondida? espero no haberme jugado la vida inútilmente- pensó el joven Ancel.
Fue entonces cuando, cayó en la cuenta de que, si no estaba muerto... ¿Donde estaba? y sin vacilar hizo amago de levantarse rápidamente pero un terrible dolor en las costillas y en el pecho se lo impidió haciéndole soltar un pequeño grito, grito el cual repitió asustada una joven chica que se encontraba a su lado dormida

-¡¿QUIEN ERES TU?!- dijo Ancel asustado y desconfiado.
-¡Por fin has despertado!- dijo animada aquella chica y abrazo a Ancel.

Ancel desconcertado recordó que esa chica... era la chica que habia salvado de su amo y que ahora ella le había salvado a el por lo que parecía

-...¿Q-quien eres?- dijo Ancel avergonzado, nunca una chica le había abrazado.

-Mi nombre es Shio y tú eres mi héroe- Dijo aquella joven morena de ojos verdosos.

-Pero....

Ancel Berit parte I

~Memorias de un esquizofrénico~